Diario de un cronista apestado
De Eduardo Juárez Valero
Por Carola Aikin

“Pues eso es este libro. Un canto a la vida retorcida por la peste. Un canto a la felicidad de estar vivo y a la obligación de contar lo vivido”

Todo es real. El hospital. Los pulmones que no responden. La sospechosa cercanía de la muerte. Los que sufren a su lado.

Y luego, el autor, el cronista apestado por el covid, nos invita a buscar algún sentido a este diario donde da cuenta de lo que vive, de lo que su mente fabula y piensa, de los personajes que conoce, y nos va metiendo en un entramado de historias, recuerdos, delirios casi maravillosos… Y aunque no le falta sinceridad, crudeza en lo que se refiere a su estado mental y físico, al lector le trae algo objetivo, muy sano: vive lo que hay que vivir pero a la vez suscita su curiosidad, incluso le hace reír en bastantes ocasiones…

En este libro hay algo diferente. Busca, busca, Lector, hasta que encuentres, quizá, ese paisaje interior de nuestro cronista, el lugar desde el que relata, y que se puede mirar desde muchas ventanas pero que siempre presenta una coherencia, una solidez… Es un paisaje bello, en ocasiones peculiar. Es un paisaje tremendamente vivo y además sensato… un poco con esa sensatez  con la que narra El Lazarillo de Tormes.

Así se siente. Alguien que está ante una realidad devastadora y sin embargo no se pierde en la niebla de las emociones. Hace como hizo la sabia Sherezade, Nuestro cronista cuenta historias. Infalible.