1.- Háblanos de tu último/s libro.

Nada dura eternamente, mi última novela, es la coda que cierra la trilogía de relatos policíacos protagonizados por la comisaria Ludueña que publiqué agrupados bajo el título Los entresijos de la mente. Ello implica que el trabajo de redacción ha sido mucho más rápido porque los personajes ya estaban construidos. En esta novela, se cierran unos temas que quedaron abiertos en la trilogía y, además, hay todo un entramado en torno a unos asesinatos en serie que los protagonistas -personajes secundarios en la trilogía- deben resolver con incursiones en sus vidas personales.

2.- ¿Cuál es el género literario con el que más te identificas?

Con la novela en general, desde novela policíaca a novela histórica, aunque ello no es óbice para que el ensayo también sea importante en mis lecturas y en mi trabajo, de hecho, estoy trabajando en uno. Me gusta la novela porque permite aunar muchos de mis intereses, espiritualidad, psicología e historia principalmente.

3.- ¿Crees que se cuestiona lo suficiente el canon literario actual?

No, la visibilización de las mujeres escritoras continúa siendo la asignatura pendiente. Es importante el avance que se ha hecho desde 2018, cuando se abrió el debate sobre el canon literario pero, a todas luces, es insuficiente. Asimismo, las modas impuestas por el sector en función de la rentabilidad hacen que la calidad quede relegada en un plano muy inferior. Una de las consecuencias, es la dificultad que tenemos las escritoras, especialmente, y también los escritores que no seguimos las modas establecidas. Las pequeñas editoriales no pueden absorber el volumen de autores «contracorriente», por lo que algunos, como es mi caso, optamos por la autoedición, con todos los hándicaps que ello conlleva.

4.- ¿Cuáles son tus referencias literarias? ¿Y de escritoras? 

Los grandes clásicos decimonónicos, sobre todo, los españoles y rusos, y otros como Kafka o Thomas Mann. En cuanto a las escritoras, mis referentes son Catalina Albert, que escribió con el pseudónimo Victor Catalá, Carmen Martín-Gaite, Mercè Rodoreda, Marguerite Yourcenar o Emilia Pardo Bazán; en novela policíaca, la gran maestra Agatha Christie y P.D. James.  Y entre las autoras actuales, me gustan mucho Ángeles Caso, Matilde Asensi o Hilary Mantel.

5.- ¿Cuál es el libro que te hubiese gustado escribir?

Cada libro ha sido escrito por el autor que debía escribirlo, es el que le da la idiosincrasia, la identidad a los personajes o el estilo. Pero si tuviera que quedarme con alguno, sería Anna Karenina o Madame Bovary, por la construcción psicoemocional de las protagonistas.

6.- ¿Cómo relacionas la lectura con la escritura?

Son intrínsecas. La lectura no solo como placer y evasión, sino también para documentar mi obra. En mis personajes, la psicología es muy importante y, por tanto, tengo que documentarme para construir sus personalidades y los entresijos de las tramas.

7.- ¿Nos recomiendas alguna de tus lecturas recientes?

Las lágrimas de Isis de Antonio Cabanas en novela histórica, un magnífico retrato de la sociedad egipcia durante la vida la faraón Hatsepsut. En cuanto a ensayo, La cima del éxtasis de Luce López-Baralt, un estudio muy interesante sobre la espiritualidad.

8.- ¿Qué crees que podemos hacer las escritoras para obtener más visibilidad en escuelas, universidades, congresos?

A nivel personal, creer en nosotras mismas; a veces, somos nuestras críticas más severas lo que nos lleva a no sacar a la luz nuestras obras o a quitar importancia a nuestras capacidades y valores. A nivel global, la unión que, aunque sea un tópico, hace la fuerza. El apoyo mutuo, la sororidad, son imprescindibles, en este sentido, asociaciones como AMEIS juegan un papel muy importante. También sería interesante que las escritoras llegaran a las nuevas generaciones; así maestras y profesoras que tengan amigas escritoras o entren en contacto a través de las redes, por ejemplo, las inviten a los centros de estudios a dar charlas sobre su trabajo o presentar sus libros visibilizando la labor de la mujer en la literatura y animando a muchas chicas a escribir.

9.- ¿Qué estabas leyendo mientras escribías este libro?

Mientras escribo un libro voy leyendo otras cosas, no me supone ninguna interferencia. Mientras escribía Nada dura eternamente, estaba releyendo La madre de Maxim Gorki.

10.- Describe cómo es tu “habitación propia”.

Muy pocas veces escribo fuera de mi lugar de trabajo, excepto cuando aprovecho algún viaje en tren o avión. Trabajo siempre en el mismo sitio, el salón de casa que habilité como biblioteca, sala de trabajo y rincón de lectura. Es un lugar cálido, con mucha luz natural y silencioso, en el que puedo concentrarme sin interferencias y tengo a mano los libros y el material que necesito.