1.- Háblanos de tu último libro. ¿Qué ha supuesto para ti? ¿Cuánto tiempo tardaste en escribirlo?
“Puntos de luz en la noche” nace al observar ciertos cambios alrededor que me llaman la atención: todo el mundo, incluso la gente mayor, viste zapatillas de deporte, lleva mochilas, como si estuviesen de viaje, o en tránsito, como si nos hubiésemos convertido en nómadas.
Pienso últimamente que nuestras identidades, los trabajos, las importancias, todo está en revisión; es provisional, frágil. Y en este escenario un poco sombrío, nocturno, mis personajes, y creo que todos nosotros, buscamos puntos de luz, referencias de un posible camino, quizá algo en lo que anclarnos, o simplemente maneras de vivir.
Comencé a pensar en “Puntos de luz en la noche” nada más publicar mi anterior libro. Escribo muy despacio, corrijo mucho y tardo en dar forma y terminar los proyectos. Pero disfruto del proceso. También es cierto que durante este tiempo tuve que dedicar gran parte de mis energías y de mi horario al ejercicio de la medicina.
2.- ¿Cuál es el género literario con el que más te identificas? ¿Por qué?
Creo que la esencia de la literatura está en la poesía. Me deslumbra esa química que ocurre entre las palabras cuando se unen, más allá del discurso lógico y de la corrección sintáctica, y abren significados, hablan de todo lo que es imposible comunicar de otra manera. El cuento, en especial el microrrelato está muy cerca de ello. Pero no podría pasar sin las novelas y el teatro, Afortunadamente, no hay que elegir.
3.- ¿Crees que se cuestiona lo suficiente el canon literario existente actual?
Sí, el canon se cuestiona continuamente. Es por eso que se sigue creando. Otra cosa es que cambie. Otra cosa es si el canon está sesgado por el género, que lo está, y mucho. Esta sería otra conversación, y muy larga.
4.- ¿Cuáles son tus referencias literarias? ¿Y de escritoras?
Referencias literarias.
Uff!!… Mis referencias empiezan en Alicia en el País de las Maravillas, libro fascinante del que nunca me he “recuperado” y que me llegó antes de aprender a leer, pasando por Robinsón Crusoe donde entendí las primeras frases que leía y los cuentos de la tradición que están llenos de temas sugerentes. Cervantes, el Quijote es la referencia máxima para cualquiera, Quevedo, Lope…tuve un profesor de literatura entusiasta en bachillerato. Proust que me fascinó en mi juventud, y no me ha dejado de fascinar nunca; si lo releo me engancha sin compasión, Cortázar, por descontado, Kipling, Kundera, Borges, Coetzee, Bolaño. Chejov, siempre, Capote, Carver…De Lillo, Foster Wallace como cuentista. Pero es curioso como autores de otras épocas, cuando son realmente buenos, siguen hablándonos de lo que más nos importa. Esquilo, Sófocles y Eurípides que estoy ahora leyendo con mucha atención como creadores de personajes femeninos para nuestro Aula de Mitos en AMEIS me sorprenden por lo actuales que son…Rilke, Rimbaud, Pessoa, Lorca en poesía…me dejo muchos sin nombrar.
Entre las escritoras me ha fascinado Marguerite Yourcenar, sobre todo un libro de ella “Fuegos”, Marguerite Duras, Emily Brönte, Carson McCullers. Anaïs Nin me hace mucha gracia, Doris Lessing , Berberoba, Sagan, Virginia Woolf, Edith Warton, Clarice Lispector, Natalia Guinzburg. Por supuesto Alice Miller y Katherine Anne Porter…Carmen Laforet, Mercè Rodoreda. Hay autoras grandiosas. La lista sería interminable. No me decidiría nunca y en cada momento quiero escuchar, charlar con uno o una. La lectura y la escritura son una conversación interminable con todos ellos.
5.- ¿Cuál es el libro que te hubiese gustado escribir?
Todos aquellos de los que he disfrutado. Por otra parte, agradezco que los hayan escrito por mí, y por supuesto, mejor de lo que yo lo hubiese hecho.
6.- ¿Cómo relacionas la lectura con la escritura?
La lectura es lo primero. Sin la fascinación que me produjo la lectura nunca habría escrito. Para mí leer es como respirar, no podría dejar de hacerlo, y espero que esto sea siempre así, porque es una fuente de placer y de consuelo básica en mi vida. Escribo porque leo, escribo para entrar de otra manera en esa conversación a la que me refería antes, y en la medida muy modesta de mi voz, con todos los autor@s que he leído y puedo llegar a leer y con el resto de los lector@s, seguir explorando la realidad que nos conforma, que básicamente está hecha de palabras.
7.- ¿Nos recomiendas alguna de tus lecturas recientes?
El poema de Gilgamesh donde están ya todos los elementos de una buena narrativa, y que es de una belleza impresionante. La Odisea, las tragedias de Eurípides, Los cuentos completos de Katherine Anne Porter. Las 24 Categorías de poesía Gong Bilan, silencios de Tillie Olsen.
8.- ¿Qué crees que podemos hacer las escritoras para obtener más visibilidad en escuelas, universidades, congresos…?
- Lo primero escribir y no rendirnos ante las dificultades de hacerlo; no cuestionarnos nuestro trabajo, no dejarlo para luego, no dar prioridad a todas esas tareas que “son nuestras” y que como en el cuento de cenicienta, no nos van a dejar llegar al “baile”, que en este caso sería producir nuestra obra. Y escuchar la propia voz que quizá aporte diferencias a lo que se ha considerado canónico hasta ahora
- En segundo lugar, defender nuestro trabajo como estamos aprendiendo a hacerlo en otros campos, reclamando visibilidad, remuneración, reconocimiento. Estamos muy acostumbradas a la queja, y menos a la autoafirmación, y eso tiene que cambiar.
- En tercer lugar, apoyarnos unas a otras como colectivo. Ir cambiando esa imagen (que a mí me parece muy “masculina”), de que el triunfo de quienes caminan a tu lado, ensombrece el tuyo. Hay otra manera de verlo: lo que cada quién aporta, nos beneficia colectiva y personalmente. Escribimos porque se ha escrito y se sigue escribiendo a nuestro alrededor. Nuestra escritura será más rica cuanto más y mejor se escriba en general. En este sentido AMEIS me parece una asociación muy interesante, ya que este punto está en su razón más profunda de ser.
Y también es muy importante, ir cambiando el modelo para las jóvenes que se plantean o empiezan a escribir, y también para las lectoras y todas las mujeres que tienen relación con el libro y la ilustración, que vean un campo abierto, lleno de posibilidades y no solo de dificultades, en lo que estamos haciendo otras mujeres.
9.- ¿Qué estabas leyendo mientras escribías este libro o prefieres centrarte en la escritura para que nada te influya?
Yo siempre leo, en mi caso la lectura es una adicción, de manera que sí, estaba leyendo. Y no tengo miedo a las influencias. Las influencias son buenas e inevitables, pensar que se parte de la nada es ingenuo, falso y poco beneficioso para crear. Hay que dejarse influir y dialogar con las influencias, intentando evolucionar a partir de ellas. Concibo la literatura, el arte en general, como ya he dicho, como una conversación continua e interminable entre todos los autores pasados y presentes y los lectores y receptores de la obra.
Y en el momento de escribir “Puntos de luz en la noche”, creo recordar que estaba releyendo cuentos de Foster Wallace, alguna cosa de Alice Munro, ensayos de E.R. Kandel, de Edward Contze y de Alice Miller, y dándole un buen repaso a Bolaño. Algo así. Mezclo mucho.
10.- Describe cómo es tu “habitación propia”, ese lugar o lugares donde sueles escribir.
Tengo la suerte de haber defendido siempre mi propia habitación donde escribir. Como no he tenido la renta que propugnaba Wolf, me he subvencionado a mí misma con mi trabajo. Ha sido un sobreesfuerzo, pero también un enorme disfrute, porque amo profundamente la medicina. En todas mis habitaciones propias siempre he tenido una mesa, una ventana, casi siempre un espejo, papel y pluma y tintero (me encanta escribir con pluma, de cargador), en su día máquina de escribir y ahora un ordenador portátil, cuadernos y libros en la librería y al final por todas partes. Pero también escribo en el móvil, en papeles sueltos y en cualquier lugar. Muchas veces mientras paseo en silencio escribo con la cabeza párrafos enteros, que paso a libretitas o al móvil sobre la marcha.