Entrevistamos a Paloma Ulloa que acaba de publicar El hierro de tu piel
Háblanos de tu último libro. ¿Qué ha supuesto para ti? ¿Cuánto tiempo tardaste en escribirlo?
Mi última novela, “El hierro de tu piel”, es un texto íntimo y personal en el que una mujer que ha sido víctima de la violencia machista comienza a tejer una conversación imaginaria con su maltratador para llegar a comprender cómo ha llegado hasta ahí; pero, sobre todo, para construir un futuro que le permita transformarse en una superviviente.
Para preparar este libro y, excepcionalmente, he leído mucha literatura sobre psicología y maltrato que me ayudase a construir un personaje creíble que transmita el dolor de estas mujeres y la fortaleza emocional e intelectual que deben desarrollar para poder soportar cada día el infierno castrante de la violencia machista.
¿Cuál es el género literario con el que más te identificas? ¿Por qué?
Para mí sería muy difícil elegir un único género literario para crear. He escrito novela, relato, teatro, literatura infantil y libros de viajes y, cada uno de esos proyectos ha tenido su propia extensión y lenguaje.
¿Crees que se cuestiona lo suficiente el canon literario existente actual?
Comienza a cuestionarse el canon literario porque nos hemos dados cuenta de que se han quedado fuera muchos nombres importantes, especialmente de mujeres, como las escritoras de la Generación del 27 -por poner un ejemplo- que fueron silenciadas durante el franquismo y que no han sido reivindicadas como se merecen.
Eliminar del canon esas voces valiosas nos empobrece. Y por eso hay que abrir el campo de visión, hay que revisitar textos y hay que colocar en las líneas de los manuales de estudios los nombres que, por su buen hacer, merecen estar ahí.
¿Cuáles son tus referencias literarias? ¿Las de escritoras?
Cuando hablamos de referencias literarias es muy difícil elegir solo a unos pocos autores porque todos los libros que leemos, de algún modo, dejan poso e, inconscientemente, visitan nuestros
propios textos.
Yo soy una lectora compulsiva. Leo todas las cosas que me producen curiosidad y me resisto a seleccionar a unos pocos autores. Pero si hablamos, específicamente, de escritoras, para mí la principal ha sido Ana María Matute. Después nombraría a muchas otras como Marguerite Yourcenar o Carmen Martín Gaite. Pero son tantas las mujeres que han escrito alta literatura que destacar a unas por encima de las otras sería como tener que elegir entre papá y mamá. Todas han formado parte de mi bagaje literario y a todas las quiero y las admiro.
¿Cuál es el libro que te hubiese gustado escribir?
El libro que me hubiera gustado escribir es el que está por llegar. Ese del que ya tengo una idea más o menos clara y, sin embargo, aún no me he atrevido a enfrentarte a él porque está demasiado idealizado o porque me da un poco de miedo. Pero creo que, ese proyecto que se ve en la distancia, que emociona pero que también asusta es, en cierto modo, el libro que me gustaría escribir.
¿Cómo relacionas la lectura con la escritura?
Desde mi punto de vista la lectura está estrechamente ligada a la creación literaria. Yo no creo que se pueda escribir si no se ha leído, del mismo modo que no se puede sobrevivir sin respirar o sin alimentarse. La lectura, para los escritores, es el nutriente que nos permite seguir creando.
¿Nos recomiendas alguna de tus lecturas recientes?
Me gustaría recomendar un libro que he leído recientemente porque no conocía a la autora y me ha fascinado. Se trata de “Los recuerdos del porvenir” de la mexicana Elena Garro.
¿Qué crees que podemos hacer las escritoras para tener más visibilidad en escuelas, universidades, congresos…?
Lo primero que tenemos que hacer las escritoras para dar mayor visibilidad a nuestra obra es seguir escribiendo. Que nuestro trabajo sea como un tsunami que no se acaba nunca. Lo siguiente que debemos hacer es ser muy generosas las unas con las otras. Ayudarnos. No solamente dar a conocer nuestra propia obra sino leer y dar a conocer la obra de otras autoras.
Apoyarnos en asociaciones como AMEIS que nos da sustento y nos ayudan a abrir canales de comunicación con los lectores con las instituciones.
¿Qué estabas leyendo mientras escribías este libro o prefieres centrarte en las escritura para que nada te influya?
A lo largo del proceso de creación de “El hierro de tu piel” he leído muchos estudios de psicólogas y trabajadoras sociales en los que se recogen entrevistas desgarradoras con supervivientes de esta violencia, a menudo silenciosa. Y, a través de estos textos, he aprendido que ellas llegan a desarrollar técnicas de supervivencia intuitivas y una capacidad de resiliencia inimaginable.
Por supuesto durante esos meses también he leído otros libros que, en su mayoría, no tenían nada que ver con lo que estaba escribiendo. De esa forma podía respirar, tomar oxígeno antes de volver a sumergirme en un tema tan doloroso.
Describe cómo es tu “habitación propia”, ese lugar o lugares donde sueles escribir.
En realidad soy una persona muy inquieta y suelo escribir, casi, en cualquier parte, por lo que podría decirse que, esa habitación propia de la que hablaba Virginia Woolf, en mi caso, más que un lugar físico, es un refugio intelectual construido con recuerdos, vivencias y lecturas, en el que me refugio cuando quiero escribir.